Lo siento

Estas bromeando??


Acabe en la cárcel, un lo siento susurrado es lo único que me puede decir??

Ni siquiera impedía que me llevara la patrulla.


Lo siente de que? de dejarme solo?? O acaso de que mis padres lo quieran mas a el que a mi??


Phineas el hijo consentido, Phineas el hijo inteligente, carismático, tierno, bla, bla, bla.


Me gusta la soledad de mi celda.

Veo al techo de mi celda, los cabellos de mi nuca se tensan.


La tranquilidad se va

Mi padre llego, y ahora me pregunto como estará su imagen frente a la prensa??

Un hijo en la cárcel, un hijo malcriado, la oveja negra de la familia que ensucia a su hermoso hijo Phineas


-vamonos

Me levanto, no lo volteo a ver, solo busco a Phineas, obvio que no a a estar aquí, demasiado bajo para el.


-y Phineas? Sabes que estuvo a punto de estar aquí conmigo?

Lo digo, mas bien pienso en voz alta.


-no lo metas en tus errores


Les seré sincero, yo solo sueño con estar al nivel de mi hermanastro, pero al parecer nunca lo logro.

Así que bajare a Phineas a mi nivel!! Les mostrare a todos que nos es el santo que todo mundo piensa.


El camino a casa es lento y silencioso, llegamos a casa y todo esta obscuro, todos se durmieron ya.

O mas bien ya se van a levantar, son las 5 de la madrugada.


-sube a acostarte!! No salgas de tu cuarto!!



Asiento y me subo a acostar.



Hola soy Ferb, el hermanastro de Phineas, su sombra.




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Phineas POV



Abro los ojos lentamente, veo la hora, ya casi es hora de la cena.


Bajo las escaleras y veo a todos ya sentados, mi mama me sonríe al verme despierto.


Me siento y veo a Ferb, el me odia en estos momentos, lo siento hasta acá.


-Phineas hijo, te gustaría ir mañana a mi trabajo? sabes estoy pesando en abrir el negocio familiar, y enseñarte todo lo que se, política.


Lo que me faltaba, estaba claro que el proyecto familiar de nuevo no incluía a Ferb



Ferb se levanta y recoge sus platos.

Lo veo con tristeza.

Yo veo la hora, me acuerdo de ella, falta poco para ver a mi musa.

Quede de verme en el parque con ella.


Busco cualquier escuda tonta para zafar me de esa conversación de mi padre y evito. Ferb a toda costa.

Me subo y me encierro, busco un pantalón y otra camisa y brinco por la ventana y me voy.


Corro hasta que los pulmones me lo permiten.

Tengo tantas ganas de verla, de preserve en sus ojos, de olvidar mis conflictos.

Ser de nuevo un niño que ve los luceros, que no le importaba competir con Ferb.

No importaba nada.